El título del post ya os dará una pista de lo que «dio de si» nuestra breve visita a un poblado de masáis en las inmediaciones del Parque Nacional Masai Mara (Kenia).
Les queríamos conocer de primera mano, desde dentro y con la mejor de nuestras intenciones. Eran muchas las historias que habíamos escuchado sobre esta tribu que viven ambos países, Kenia y Tanzania.

Varios miembros del poblado … y algunos blanquitos guiris
El trato recibido fue … el de la más pura indiferencia. No hubo algún momento para sentir empatía o simpatías mutuas. La mayoría de sus actos y movimientos eran algo mecánicos, sin fuerza ni sentimientos como la de una estudiada coreografía para una visita «concertada». Sin salirse del guión ni una coma.
Por eso nos saltamos esa incómoda parte de los afectos humanos y vamos al tajo, a pagar el peaje.
El jefe más «Salao» del poblado
El jefe del poblado es quién te recibe de manera formal. Nuestro guía previamente les había dicho que iríamos. Atando cabos luego te das cuenta que los habías visto antes por el campamento. Andan merodeando por allí para ver si captan «clientes potenciales» para una visita o la compra de sus artesanías. Tienen todo el derecho de estar donde quieren, porque todas esas tierras son suyas.

Adornos masáis en el campamento…
El jefe del poblado se nos presenta y se dirige hacia nosotros con cierto desdén, casi con aburrimiento. Más, si su interlocutor principal es una mujer (soy la que hablo inglés) quiénes para su cultura no tenemos absolutamente «ningún valor» (ni siquiera llegamos a compararnos ni con una vaca, su más preciado tesoro).
Nos contó que ese dinero iba destinado a fines sociales, ayudar a niños, invertir en colegios, mejorar el poblado … pero sus manos prestas y veloces daban a entender otra cosa, cogieron esos «dólares» y los dejaron a buen recaudo.
El nombre del jefe era Salao –le pregunté 2 veces porque pensé que le había entendido mal o que estaba de vacile-. Pero parece que era cierto. Nos empezó a explicar que haríamos en toda la visita.

Muy «salao» tampoco era el jefe de los masáis
Bailes y saltos.. y fotos para el recuerdo
Primero hacen una bienvenida con sus típicos bailes, cantos y saltos. Cómo ellos solo saben hacer … y que de veras impresiona. Creo que fue lo más auténtico del día.

Empiezan un baile

Sigue la coreografía
A mi marido le colocaron en la cabeza este gorro hecho de piel de un león con su melena (supuestamente que ha sido cazado por ellos). A mi me la ofrecieron pero con «uno haciendo el turista» era suficiente. Sin dudas una foto «para enmarcar».

Los más «salaos» del poblao
La caza del león lo hacen chicos jóvenes que deben mostrar su valía como auténticos guerreros, deben hacerlo al menos una vez en su vida y es la ceremonia que marca el paso de la niñez a la madurez. Quién consiga darle primero al león (y que éste sangre) se queda con la «melena» del mismo como parte del trofeo.
Luego vienen esos saltos increíbles. El primero es el que «salta más alto», es un verdadero crack. Y éste también tiene recompensa y sus privilegios dentro del poblado.

Este era el guerrero que más alto saltaba de la tribu

Los saltos casi te sacan «medio cuerpo» por encima de la cabeza

El Salao inspeccionando como va la «puesta en escena» … todo OK

«3 guiris y un destino» … a aguantar el tipo y el calor de la manta

Mi marido al menos lo intentó…
Una cosa llamativa y singular es el atuendo que usan los masáis.
Llevan estas mantas multicolores que al final terminas -si o si- comprando (y abriga mucho ¡si señor!), collares y otros abalorios hechos de cuentas, tienen las orejas deformadas (o con dilataciones) que se hacen desde pequeños.
Llevan armas (defensivas) como por ejemplo una espada que nos la enseño y tenía grabado el nombre de «Masai Mara» (como si hubiera sido forjada en un taller y no de manera artesanal), un bastón largo (recordar que son pastores), un garrote para darle a la cabeza a quién se le interponga o amenace, y en los pies, unas sandalias hechas de auténticas neumáticos de camión.

Atuendos de los masáis

Espada, garrote y bastón
Fuera de esta estética «original masai» llevaban además móviles, relojes y cosas un tanto modernas, algo contradictorias para lo que nos venden: tradición y autenticidad.
Fuegoooorrrr
Como somos «tontos de remate» no sabemos hacer fuego («en realidad es cierto») y ellos nos lo enseñan lo fácil que es.
Utilizan 2 tipos de madera, una blanda -cuyo nombre no la recuerdo- y otra es dura, el cedro. La combinación de estas maderas «en fricción permanente» facilita la aparición del fuego, para ellos claro, que lo tienen muy dominado. He aquí una secuencia de como lo consiguen.
Yo intente hacerlo pero no fue posible ya que mis dotes para superviviente son básicos, más bien inexistentes. La prueba es que puse mi empeño.

Por probar que no falte
El poblado Masai
Están organizados estas etnias por clanes de la misma familia, en este poblado vivían 200 personas.
Los hombres pueden tener varias mujeres (son polígamos) y todo depende del número de cabezas de ganado (vacas) que tengas -esa es la vara de medir de cuanto tienes- o el número de hermanas que puedas canjear. El Salao, de momento solo tenía una sola mujer así que muy forrado no estaba el hombre.
Las mujeres están relegadas a un 2º plano, a cuidar niños, hacer labores de casa y construirlas cuando sea necesario. Además son las encargadas de buscar el agua potable y hacer la colada. No tienen ni voz ni voto.
La arquitectura del poblado es de forma circular, rodeado de las casas de cada familia y en el centro (como si fuera la plaza mayor) el espacio para poner a las vacas, su más preciado tesoro. Las casas o chozas las construyen las mujeres y las renuevan (las tiran y hacen nuevas) cada 9 años; son todas unas «arquitectas». Están hechas de adobe, caca de vaca y palos como si fueran las vigas.

Sus construcciones
La casa por dentro tiene un espacio para poner ganado pequeño, un cuarto para invitados, otro para los niños y el último, para los padres. Hay un espacio común entorno a la cocina, tienen una lumbre encendida todo el día (con carbón) y una curiosa «ventana» para la salida de humos. Solamente hacen uso de la misma para comer y dormir, el resto de actividades fuera. Y lo entiendo, allá dentro el ambiente es casi agobiante.

A la salida de la casa
Tienen unas empalizadas hechas de palos muy altos para que no entren los animales (guardan animales pequeños) y aun así han conseguido entrar y saltar los «guepardos».

Empalizada circular para guardar sus animales
Y para concluir … a comprar en el mercadillo
Casi por salir corriendo de allí les compramos la susodicha «manta masai» y unos abalarios. Tienen montado un «tinglado impresionante», un mercadillo bastante grande. Bueno, a pasar por caja nuevamente y allí no les gusta mucho los chelines prefieren la moneda fuerte.

Cantos femeninos … seguro nos invitan a comprar

Mercadillo Masai
Si quieres ver más fotos de nosotros por el poblado Masai, pincha este albúm de FLICKR
POBLADO MASAI MARA, KENIA
Próximo destino:
Nos vamos a Tanzania, hacemos frontera y nos adentramos en PN de Serengueti
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Ja, ja, ja Maria….me imaginaba que era una turistada total….y veo que con creces!
Ni te cuento. Una obra de teatro campestre. A mí me decepcionaron mucho. Quizás en otro poblado son más majos. Es cuestión de suerte.
Uy y para comprar la mentada manta seguro hubo que regatear verdad?
Yo creo que ni rebajas ni nada de nada. Todo en el poblado estaba guionizado. Es una pena porque pierde todo el encanto.
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Eso sí que es un viaje con experiencia inolvidable
Si,la pena es como se lo han montado que deja de ser auténtico. Aun así me alegro haberlos visitado. Un abrazo 💝