Tengo que decir que me entristece hablar de viajes o «proyectos de viajes» … y luego vivir la triste realidad de no poder hacerlos. Estamos en una situación extraordinaria en nuestras vidas, una dichosa pandemia que ha puesto el «mundo patas arriba», y donde, de momento, no hay visos de alguna pequeña «luz» para dar rienda suelta a nuestros sueños viajeros.








Al principio de la pandemia, la vimos con otros ojos. Pensamos que nos haría más fuertes, mejores personas, que un sacrificio de unos meses valdría para eliminar la pandemia.
Esta fue mi inocente reflexión: Viaje a los confines de mi casa




Todos nuestros planes viajeros del año se fueron poco a poco al traste; semana santa, los puentes de Mayo, del Pilar, todos los santos . Lo único que fue salvado fueron las vacaciones improvisadas al Delta del Ebro y a la zona del Valle de Liébana. Un gran respiro para nuestras «agotadas y confinadas mentes».


Los otros planes viajeros del 2020 fueron cayendo como «naipes», uno detrás de otro: Vitoria, Cáceres, Israel, Cerdeña, Japón y Cuba.
Ya no solo es el hecho de que en todas partes está todo restringido a nivel mundial sino el tener que revisar/diseccionar/adivinar cada día, con la ayuda de una gran «lupa», las condiciones de cada país, la mayoría pintados de rojo en el mapa. Y qué decir de nuestras libertades, ahora mismo más «limitadas» que nunca.

Sigue siendo primordial -al menos para mí- el tema de salud. La dicotomía salud-economía sigue lastrándonos cada día, hay más «medidas» -cada cual más distintas-… que «variedades de insectos». No se consiguen criterios globales y no hay ni la más remota idea de cómo acabar con esto.
La excepción es sin dudas, China, el origen del problema y uno de mis grandes sueños viajeros. Un país tan opaco en información, y donde parece que todo ha terminado allí … y nadie sabe cómo.
Palabrejas diabólicas han irrumpido en nuestras vidas: distancia social, «nueva normalidad» (la más detestable de todas), desescalada, aplanar la curva, confinamiento, epis, asintomáticos, cuarentena, negacionistas, cierre perimetral, etc

A día de hoy es casi imposible hacer planes viajeros. Ni aún con una semana de antelación a tus vacaciones. Desde aerolíneas que ya no operan, agencias de viajes que han quebrado, países que cierran fronteras, la obligatoriedad de un PCR para entrar o salir a un país… o incluso, cuarentena obligatoria, cierres perimetrales … todas te tiran para atrás. Sinceramente, así no se puede viajar.
Vivimos en una guerra silenciosa e invisible, aquí el enemigo no se ve, ni sabemos sus armas, como se despliegan o se repliegan. Así que tendremos que buscar el arma más eficaz para aniquilarlo.
Que nos queda: mucha paciencia y optimismo, conservar nuestras rutinas de vida y nuestros trabajos, cuidarnos lo máximo posible, ser responsables con nosotros y con los demás … y dejar que el mundo siga su curso de acontecimientos.
Si tenemos que responder esta gran interrogante shakesperiana, ahora mismo nuestra elección sería NO VIAJAR. Y matizo, un viaje que suponga prever un «plan de contingencia», una logística complicada o que impliquen costes económicos que no pueda asumir, pues no se viaja. Una escapada, un viaje sencillo, algo más a mano o controlable, por supuesto que SI.
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Bueno, las vacunas en puerta representan una esperanza. Pero también creo que debemos superar el miedo al virus. Es verdad que el terrible bicho se ha adueñado de nuestros planes y sueños, y a algunos nos ha dejado dolor tras la perdida de un ser querido, pero lo peor que podemos hacer es vivir con constante miedo, al menos yo lo percibo de esa forma. Yo de hecho si pienso que este año nos volvió más fuertes, he experimentado el hartazgo en los inicios de los meses pandemicos, ahora mismo solo siento agradecimiento por el conocimiento que nos trajo, ese que dice que nada de lo que tenemos está asegurado, y el que nos ha mostrado las cosas que de verdad importan. Viajaremos, seguiremos viajando.. yo por mi cuenta, sigo planeando y perfeccionando ese viaje pausado por la pandemia. Tengo mucha fe en que superaremos el virus, o en su defecto, a qué aprenderemos a vivir felices
a pesar de el.
Completamente de acuerdo, el miedo no puede ser la opción.
Lo que tenemos que valorar lo que podemos y no podemos hacer, según sea la situación.
A ver si el 2021 nos trae buenas noticias y salimos de esta «burbuja».
Un saludo…
A mí me gusta mucho viajar pero siempre, y especialmente en estos momentos, creo que hay que ser responsable. Leyendo foros y blogs no entiendo algunas personas que hacen planes como si nada estuviera ocurriendo, creo que para ser viajero hay que asumir una gran responsabilidad de la que debemos ser conscientes.
Por otra parte, mis alternativas están siendo leer y escribir sobre viajes, visitar sitios cercanos a donde vivo pero que siempre he pospuesto su visita porque he encontrado otros planes más sugerentes y menos sitios con aglomeraciones y más paseos por la naturaleza. Saludos viajeros.
Creo que es lo que toca en estos tiempos. No apetece viajar con miedos y restricciones por todas partes. Haces bien. Siempre hay algún sitio cercano por descubrir. Un saludo. Esperemos que el 2021 nos traiga mejores planes.
Muy buena y sensata tu reflexión pero ahora no creo que la cuestión sea viajar o no, sino salir indemne de esta situación en la que vivimos. Después ancho es el mundo para disfrutarlo según los gustos de cada uno. Besos y buen finde
Son tiempos de contención. Desde luego lo primero es la salud. Lo peor es que no sabemos cuando terminará esto.
Un abrazo muy grande