Durante un verano decidimos ir a los Pirineos en Lleida a una semana muy completa de multiaventura. Nombres en inglés de las actividades se sucedían en varios días (rafting, canyoning, rappeling, … ). Todas actividades de riesgo y mucho miedo en el cuerpo.
Al tercer día tocaba uno de las actividades estrella: rafting. O se puede interpretar para neófitos, «como ir desbocado por un río bravo de gran caudal y potencia», río abajo en una barca (sin motor) donde el control lo tienes tu y tus remos, y además donde puedes salir despedido en cualquier momento.
La actividad era cerca de Llavorsi y requiere ponerse unos neoprenos que llegaban solo hasta las rodillas y medio brazo, los cuales son mucho más cómodos.

Esperando para partir

Empieza la aventura
Teníamos a un guía en la barca (nuestro timonel) que creemos que era venezolano, Menchi así se llamaba. Muy desde el principio te choca recibir «órdenes» casi militares desde la parte de atrás de la barca y que debes «cumplirlas a rajatabla» sin rechistar.

A remaaaarrrrr!!!
Cuando no hay peligro de formación de un «remolino», o que se vea una bajada peligrosa; la navegación se relaja un poco y el guía se permite hacer bromas.
Nos enseña una gran piedra y dice: «A esta piedra le llamamos María». Nadie lo pilló a la primera (estábamos concentrados) y luego la segunda piedra, éste vuelve a decir: «A esta piedra le llamamos Lucía». Ya nos quedó claro, caemos en la cuenta que se refiere a las famosas actrices porno.

El río

Toma de contacto
De repente hay un remolino y perdemos un tripulante, más bien puede decirse que sale «despedido». Según el guía no se agarró bien los pies a la barca. Todos intentamos buscarlo desesperadamente por todos lados. Es entonces cuando el guía nos «pega 4 gritos» y nos obliga a remar con fuerza y nos dice tranquilamente que «ya lo encontraremos«. Cuando pasa el remolino –y ese momento de alta tensión– finalmente subimos a la barca a nuestro naufrago.

El agua casi nos engulle
Según el guía si un amigo te quiere rescatar del agua, hay una técnica: la persona de la barca se pone frente a ti de pie y te agarra con fuerza de tu chaleco salvavidas y te hala con fuerza hacia dentro, es un movimiento rápido y preciso, que requiere más maña que fuerza.
En una de las veces que saltamos de la barca para darnos un «chapuzón» corto porque el agua estaba helada, me quede sorprendida porque quien me subió a la barca con esa técnica fue una de las adolescentes que venía con nosotros, con una fuerza que nunca había supuesto que tenía.
La experiencia en el rafting es el mejor recuerdo que tengo de mi agitada semana de multiaventura y se la recomiendo a todo el mundo. La pasas genial, hay una mezcla de miedo, adrenalina pura (a mi me hacía reír como una boba) y entiendes que en este tipo de situaciones la unión hace la fuerza, trabajas en equipo.

Una experiencia estupenda
Cuantas personas que suben al Everest o cualquier otro pico que entraña algún peligro y comentan que siempre van con buenos amigos, porque son los que de verdad te salvan la vida o se preocupan por ti. Sin dudas, una gran lección.
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Nota:
Las fotos son realizadas por propio personal de la empresa que organiza el rafting. Ya nosotros teníamos bastante con remar y remar 🙂
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