Después de casi 20 años en Madrid y conocer de la existencia de este sitio, por fin la semana pasada le puse remedio y le fui a visitar.
Si hubiera sabido que me iba a enamorar hubiera ido mucho antes.
Para los que no lo conozcáis aun es uno de los poco ejemplos de palacios en Madrid que conservan la ambientación y mobiliario originales.
Su dueño, el Marqués de Cerralbo fue un noble de la época militante del Partido Carlista, de nombre Enrique de Aguilera y Gamboa (1845-1922) y prácticamente era un grande de España, llegó a tener hasta 13 títulos nobiliarios.

Enrique de Aguilera y Gamboa, el Marqués de Cerralbo, Fuente foto: https://es.wikipedia.org
Prácticamente no paraba en España porque viajaba mucho así que tenía este palacio como lugar de encuentro con sus amigos y para engrosar sus colecciones; obras de arte, objetos decorativos de la época o de armas (hay una sala que se llama «Armería»).

Múltiples espadas o sables
En esta sala se exhiben más de 700 piezas entre armas y armaduras. Y era el lugar donde los anfitriones de la casa le daban la bienvenida a los invitados y donde tenía lugar la «ceremonia del besamanos».

Armaduras y armas por esta sala. Fuente imagen: http://www.duendesenmadrid.com
Otro símbolo de poder de estos palacetes era incluir en estos sitios comunes o de paso, aseos como éste.

Aseo con bañera de mármol
También se puso de moda entre la realeza europea incluir alguna sala un poco más exótica con una decoración de estilo árabe o del lejano oriente.

Sala Árabe
El Gran Portal y la Escalera de Honor te dan la bienvenida al palacete y ya puedes adivinar la opulencia y riqueza de este lugar. Encontramos el escudo de armas del Marqués de Cerralbo y a ambos lados se ubican dos tapices de armas, del s. XVII.

Preciosa escalera

Escudo de armas
Si bajamos al jardín nos encontramos con un diseño con estanque de agua, columnas, bustos, y una curiosidad, un jabalí de mármol que tiene una historia singular.
Se trata de una de las réplicas de una escultura romana que se conserva en la Galería de los Uffizi de Florencia. La copia más famosa es el inolvidable Porcellino, del mercado de Florencia, ese que le tocas el hocico para asegurarte volver a la ciudad.

Porcellino en Madrid
Por otro lado era costumbre diferenciar las salas de estar de las mujeres y los hombres. Aquí hay dos ejemplos.

Lavamanos de la sala de los chicos .. y aún así es muy bonita

Salita Imperio, se nota el toque femenino, fuente foto: http://www.mecd.gob.es
Hay otro espacio de reunión para los señores que se llama Sala de las columnitas. Hay una serie de columnas en pequeña escala de mármoles, jaspes o ágatas sobre la mesa del centro de la estancia.
Llegamos a otro sitio que impresiona; el Comedor de Gala. Aquí fueron invitados numerosas personalidades de la época de la sociedad española y sobretodo la clase más rica de entonces, a finales del siglo XIX y principios del XX.

Comedor de Gala, fuente imagen: http://www.mecd.gob.es

Otro detalle de este sitio.
Le sigue una estancia para jugar al billar y tomar agua fresca de una fuente de agua. Seguimos el recorrido y nos encontramos con una sala peculiar, el salón Chaflán. Un sitio destinado a la tertulia y bellamente decoradas sus paredes con preciosas pinturas costumbristas.

Salón Chaflán con sendos jarrones chinos, Fuente imagen: http://blog-destinia-com
Las galerías fueron pensadas por propio el marqués de Cerralbo, tal y como se hacen en los palacios italianos, para que los invitados pudieran pasear tranquilamente mientras contemplaban las obras más importantes de su palacio. Hay 3 en total y en todas se mezcla grandes obras de arte, objetos personales, joyas y objetos decorativos.

Ornamentaciones en jarrones

Obras de arte
Incluso hay lámparas de techo que son una maravilla; en especial aquellas hechas de flores multicolores en cristal de Murano.

Trabajos artesanos y de gran calidad como esta lámpara de Murano
Y terminan todas estas galerías en un precioso salón de bailes.

Salón de bailes. fuente http://www,.escapadafindesemana.org
Quizás las habitaciones más cercanas al marqués son su dormitorio que es muy sencillo. Y la de su despacho. Esta última tiene tantos adornos, nos dan cuentas de los gustos, o aficiones de su dueño.

Un sencillo dormitorio con las cosas básicas
En este post no hemos seguido un orden lógico del recorrido de la casa para hablaros de estos rincones, tan solo hemos recalcado lo que más nos gustó de sus estancias. Os recomendamos que no dejéis de visitar este fantástico museo porque es una de esas «maravillas ocultas» que tenemos en la capital.
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