Muchas veces los propios viajes son los que nos ponen a prueba, en ese caso ya no solo viajamos a un destino para conocer sus culturas, su historia o disfrutar de sus principales atracciones turísticas.
De repente, el viaje se puede convertir en toda una vivencia personal en la que empiezas por descubrir nuevos aspectos de ti donde afloran rasgos de tú personalidad que estaban dormidos o que desconocíais, nuevas habilidades de las que no tenías conocimiento y casi tu mismo eres el primer sorprendido.
Si además realizas un viaje en solitario, tendrás que transitar solo sin apenas ayuda y por todas las situaciones posibles, te pondrá a prueba para que superas tus limitaciones u obstáculos, para que tomes el control de tu vida y sigas el camino que has previsto hasta el final, no vale que haya vuelta atrás. Aunque si la hay… no pasa nada.
Abres tu ventana al mundo
¿Que habrás aprendido con este viaje?
Infinidad de cosas y lo mejor, abres una gran ventana al mundo. Cuando viajas conoces lugares o mundos distintos al tuyo, vives otras experiencias o modos de vida.
Mucha gente viajera se vuelve más tolerante y abierta con los demás, respetan mas las tradiciones o maneras de pensar aunque sean antagónicos o contrarios a tu manera de pensar. La forma de abordar la vida incluso se vuelve un poco más flexible y aprendes a elegir lo que si quieres para tu vida (en ese amplio abanico que ofrece el nuevo mundo) o te reafirman en el que ya habías elegido.

El mundo es amplio e infinito…
Diriges tu propio destino
El hecho de organizar tu propio viaje, vivirlo como un turista más, moverte por sitios nuevos o convivir con personas desconocidas, por las diversas situaciones que vivas te harán madurar mucho más y ser más responsable ante la vida. Valoras más la confianza que debes tener en las personas y sabrás que hacer -o no- ante las situaciones que vayas viviendo. ¡Sobre la marcha!

El destino te encuentra a ti…
Te adaptas mejor al medio
Un aspecto positivo de cualquier viajero es la capacidad de adaptación y respuesta antes las situaciones que se le presenten. Podrás tener un punto de partida siempre que vayas a un destino un dicho que lo define muy bien: «Allá donde fueres, haz lo que vieres».
Pasados los primeros escollos, te dará fuerzas para adaptarte a las nuevas condiciones y aprender mejor de tus errores.

No todo es fácil …
Conoces mejor a las personas
Una de las partes más bonitas de cualquier viaje es poder relacionarte con personas de otro país o cultura. Son los que mejor conocen sus propias costumbres y tradiciones, los que enseñan las bondades del país mejor que cualquier guía de turismo.
No solo podrás hacer uso y ejercicio de tus idiomas o conocimientos, contarles tus historias o experiencias sino que podrás aprender con las historias vividas por esas personas e incluso momentos que seguro compartirán contigo. Todo es muy enriquecedor.

Encontrarte con personas diferentes es de lo mejor que encuentras en un viaje
Te descubres a ti mismo
Siente, vive y experimenta todo lo que te ha aportado este viaje a todos los niveles. Desde mejorar tu conocimiento sobre ese destino, conocer mejor a las personas y a ti mismo, descubrir facetas de tu personalidad, poner en práctica acciones que te hacen más humano (p.e tratar de entender mejor a los demás), ser más comprensivo, ponerte en la piel de otros, ayudar a los más desfavorecidos, dar generosidad, una caricia o un abrazo a quién lo necesita.
La parte positiva es que al final del viaje tú tendrás la mejor de las recompensas, por todo lo que has superado, por todo lo que has conseguido o por lo que te queda por mejorar. Y que puedes contarlo en primera persona.
© TU HOBBIE TU VIAJE
Un cóctel de hobbies y viajes