En un país tan exuberante de naturaleza como es Noruega donde hay tantas cosas que ver está bien «romper el ritmo» y dedicar unos días a visitar sus ciudades, como por ejemplo, la de Stavanger. Tan solo te diremos que ésta es un lugar perfecto para andar, disfrutar de sus paisajes, de la tranquilidad del lugar y sus gentes.
Tiene un «centro histórico» muy bonito y fácil de recorrer, repleto de casas de madera (algunas de vivos colores, otras de inmaculado color blanco) que son bastante «diferentes» en diseño por ejemplo a las de su vecina población de Bergen. Paseando por el puerto puede disfrutar de sus bondades turísticas y de paso poner en práctica algo de Slow Travel. Viajar despacio tiene sus alicientes.
Visitas imprescindibles
Catedral San Swithun
Es la única iglesia católica de la ciudad y una de la más antiguas que existe en el país, data del año 1120. Tiene un bonito estilo románico-gótico y está consagrada al patrón de la ciudad -San Swithun- y a la Virgen María.
Como curiosidad te contamos que a San Swithun se le atribuye como el «patrón del tiempo atmosférico». ¿Será que predice «el tiempo» con acierto?
Puerto de Vagen
Muy cerca de la catedral (a este lado del puerto) comienza el puerto Vagen, lugar donde se encuentran las casas más conocidas de la ciudad. Fueron unos antiguos almacenes de productos de todo tipo (y sus viviendas) como por ejemplo de conservas de pescado (p.e. arenque), de sal y madera. Hoy día han sido reconvertidas en el principal lugar de ocio en la ciudad.
El puerto de Stavanger es de los más concurridos por la mayoría de los cruceros que paran aquí para seguir rumbo hacia los fiordos. Desde aquí se va directamente a excursiones muy clásicas como el Prekistolen, el llamado Púlpito o al fiordo Lysefjord, el llamado Fiordo de la Luz.
El recorrido principal del paseo es por todo el puerto desde donde está la Catedral hasta el final de la entrada del puerto y que sigue rodeando la ciudad, se toma por la calle Skansekaien pero también puedes adentrarte por otras (accesos desde el muelle de Skagen).
Te encuentras a tu paso con casas particulares (muchas de color blanco), negocios, bares, restaurantes, coquetas tiendas, estatuas o esculturas curiosas …y de paso, vas viendo como es el pulso y modo de vida de sus habitantes.
Cuando crees que «ya lo has visto todo» de repente te topas con esta colorida callejuela de aspecto singular que rompe con todo lo que habías visto hasta ahora, es la calle Øvre Holmegate
Calle Øvre Holmegate
Es una pequeña calle que le da color a la ciudad. Pintada de vivos y llamativos colores fue una iniciativa de un peluquero local Tom Kjørsvik, quién le dio «más vidilla y alegría» a ésta zona. Parece sacada de una postal.
Hay tiendas de ropa, cafés preciosos que te hacen sentir como en casa, sitios alternativos con buena música, espacios para leer o disfrutar con tranquilidad. Encontramos uno de ellos con una carta de cervezas nacionales y de importación que no cabía apenas en 2 páginas…
Muy cerca de esta calle está un museo singular que hay «pocos de su estilo en el mundo», está dedicado exclusivamente al mundo del petroleo. Os animamos a leer nuestra experiencia en el anterior post Museo del Petróleo, Stavanger, Noruega
Seguimos con nuestro recorrido y preferimos perdernos un poco, no tomar ningún rumbo fijo y a nuestro paso nos iremos encontrado con infinidad de «grafitties» y/o otras muestras de arte urbano. Esta ciudad desde luego nos sigue deparando muchas sorpresas.
Ruta «informal» de grafitties
Hay muchos de éstos en la ciudad, desconozco si hay una «ruta oficial» pero yo lo que hice fue callejear por todos los recovecos de la ciudad y me los iba encontrando. No soy especialista en el tema pero me parecieron bastante originales.
Antes de pasar hacia al «lado más antiguo de la ciudad» (la zona llamada Gamle) hay un precioso lago que puede recorrerlo, ver sus alrededores y disfrutar de este precioso entorno. Muy cerca de ahí la estación de trenes.
Gamle Stavanger
Al otro lado del puerto hay otro mundo, otro barrio -residencial-, una parte importante de la historia de la ciudad. Vamos a descubrir unas casas (todas completamente blancas) y un barrio increíble de lo que era la ciudad antigua, Gamle Stavanger o el barrio viejo. ¡Y felizmente rehabilitado!
La ciudad antigua conserva casas que eran las viviendas de pescadores (s. XVIII y XIX) y se pueden encontrar más de 150 casas de este estilo. Durante un tiempo estuvieron sin reformarse y parecía que se perdían, pero finalmente fueron rehabilitadas.
Muchas de sus calles son adoquinadas, hay empinadas cuestas, rincones preciosos bien arreglados, miles de detalles, flores, macetas, … todas éstas con mucho gusto que invitan al viajero a pasear tranquilamente, a disfrutar del paisaje. A hacer más largo este momento.
La arquitectura de la ciudad de Stavanger desde luego es digna de ver. Forma parte de los pueblos marineros de la costa reconvertidos en atracciones turísticas por la interesante historia que encierran y la huella que han dejado en el tiempo. Un gran acierto haber venido a esta ciudad.
Para completar nuestra visita a la ciudad os hablo de sus excelencias gastronómicas.
Gastronomía en Stavanger
Dejamos un espacio para hablar de la gastronomia del país. Aquí (en esta ciudad) disfrutamos de una serie de platos típicos noruegos que nos dejaron buen sabor de boca. En el trayecto a la ciudad desde Bergen (en el barco) probamos un plato típico que son las albóndigas de carne, puré de patatas con mermelada de arándanos y un especie de puré de guisantes. ¡Muy rico!
Otro de sus excelencias son los pescados y mariscos. Noruega cuenta con muy buenos productos del mar y el mejor salmón que se puede encontrar.
Antes de viajar al país no tomaba el salmón porque quizás lo había probado en algún sitio y no me había gustado nada. Decidí «apostar» por probarlo por primera vez en la ¨tierra de los salmones¨. Me compre un paquete de salmón en lonchas natural en un supermercado (se llama «laks» en noruego) y me pareció buenísimo, luego conocí a una chica noruega que me recomendó uno que está «ahumado con eneldo».
El premio gordo de mi estancia lo probé con este plato, llevaba días sin apenas con tiempo ni para comer «de verdad» y no encontraba un sitio adecuado donde hacerlo. En Stavanger decidí probar algo de marisco y me pusieron este plato maravilloso. Vamos … un festín en toda regla.
Además del marisco (más abajo lo como se llamaba el plato) pusieron un puré de patatas con mantequilla que era una delicia.
Por último en el hostel nos regalaban a diario un «snack» que nos sirvió de mucho para reponer fuerzas durante el día. Todo un detalle.
Lo que me faltó por ver
Por último en todos los viajes tienes la sensación que te falta tantísimo por ver, el tiempo es escaso y estas priorizando todo el tiempo. Asi que a manera de recordatorio incluyo lo que me hubiera gustado ver si o si…
Uno que me hubiera encantado ir era el Sverd i fjell (Espadas en la montaña) que está ubicado en el fiordo Hafrsfjord, a las afueras de Stavanger.

EL monumento. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Sverd_i_fjell
Terminar de completar la ruta hacia al Púlpito (el famoso Prekistolen). Lo intentamos en un fría y desapacible mañana pero había muy mal tiempo, un intenso viento que pelaba y tuve «agobio» por la hora de regreso (y además era domingo con restricción de buses) y que nos impidió llegar finalmente al final de la ruta. Todo suena a excusa pero según comentaban el resto de personas que regresaba, ese día la visibilidad era casi nula…
Por otro lado en la ciudad hay una antigua factoría de conservas de pescado, como sabéis que soy muy de ir a los museos éste me parecía muy interesante, el Museo Nacional de Conservas.
Para completar os dejo las fotos de esta maravilla de ciudad.
GALERÍA DE FOTOS EN FLICKR:
STAVANGER, UN LUGAR PARA HACER SLOW TRAVEL (NORUEGA)
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