México es sin dudas uno de mis países favoritos. No solo por la cercanía de tener el mismo idioma, de compartir tradiciones comunes como con el resto de países de Iberoamérica sino por su notable contraste entre norte y sur, los bonitos paisajes naturales con que cuenta, su excelente gastronomía y sobretodo su gente.
La mejor manera de viajar al país es buscar zonas patrimoniales, culturales, históricas… regiones que nos remiten a su pasado glorioso como son sus ruinas o pirámides, incluso también visitar las poco turísticas, de esa forma puede acercarse a la idiosincrasia del pueblo mexicano y alejarse de los tópicos.
En ese recorrido puede disfrutar de un país que se podría vanagloriar de ser «cuna» de una de las civilizaciones más avanzadas e importantes del mundo, la de los antiguos pobladores de la zona, los mexicas.
Hay muchos motivos para hablar de las excelencias de este país y daría para contar muchas historias pero hoy limitamos a hablar de un sitio peculiar, una laguna y un pueblo del mismo nombre a las afueras de México DF (aproximadamente a unos 20 km del Distrito Federal D.F.), nos referimos a Xochimilco. Toda ésta zona de la laguna fue declarada Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1987 .
Laguna de Xochimilco
La palabra Xochimilco tiene su origen del antiguo «nahuatl» que significa flor, tierra para labrar y lugar, así que se puede traducir como un sitio o lugar para sembrar flores -o también llamados jardines flotantes. Pero no era un sitio cualquiera sino que era origen de un antiguo método de agricultura tradicional de los toltecas llamado «chinampa«.
Las chinampas eran unas «balsas hechas de troncos y ramas» que se iban rellenando de tierra y se iban sembrando con flores. Para fijar la balsa se sembraba un sauce para que hiciera raíces que fueran desde el agua hacia la tierra (lo más cercano a la ribera), con el tiempo se iban incorporando otros cultivos. Era como una especie de mini-ciudad flotante con flores y cultivos.
La Laguna de Xochimilco esta formada -como no- por agua pero además está rodeada por muchas de éstas chinamperas. A través de un bonito paseo en barca (en las denominadas «trajineras») Ud. podrá hacer un recorrido por toda ésta zona donde puede vivir una experiencia como si fuera un auténtico mexicano.
Las trajineras son las barcas que circulan por la laguna. Están construidos de madera, cubiertas para protegerse del sol y pintados con vivos colores y principalmente motivos florales que le recuerda enseguida donde esté, en México.
Cada trajinera lleva su propio nombre donde observamos desde las famosas Lupitas (como la patrona de México, Guadalupe) hasta nombres como Karla, Juanita, Lucerito, Rosita, Clarita, Margarita…etc que recuerdan sus nombres ya sea a santas, prometidas, novias…
A través de un relajado paseo en la trajinera se pueden hacer paradas en algunos de los puntos para poder visitar los cultivos o como cuidan de las flores (especie de jardines), visitar mercados de artesanías (p.e en los embarcaderos Nativitas o Cuemanco) para comprar algunos de sus productos típicos como cestería, réplicas de iconos aztecas, cerámicas, objetos de madera, etc.
En este bucólico paseo hay espacio para probar la rica y variada gastronomía mexicana cocinada «in situ» por ellos mismos. Especialidades típicas como son el mixiote, enchiladas, tacos, quesadillas, tlacoyos, salsa mole, etc o bebidas típicas como la michelada (cerveza con limón y sal) o el pulque (zumo fermentado de agave).
Otro momento estrella es oír auténtica música mexicana (en otra barca vecina) así como poder cantar al ritmo de los mariachis que amenizan la velada -eso si, previo pago-. Se hace extraño verse en una laguna, cantando al son de un grupo mariachi, comiendo comida muy picante pero quizás sea uno de los mejores recuerdos del viaje.
Una vez repuestos del paseo, la comida y el concierto nos bajamos de las trajineras y podemos visitar el pueblo -de igual nombre- y sus barrios.
Que ver en la ciudad de Xochimilco
Una vez que ha disfrutado del paseo puede visitar el pueblo.
Hay un convento fundado por los franciscanos, el Convento de San Bernardino que data del siglo XVI. Tiene un bello retablo en su altar principal, que es uno de las más importantes de México. Otro sitio para ver es la Capilla de San Juan (siglo XVII) compuesta por restos arqueológicos de la época pre-hispánica. En su interior hay dos pinturas murales, una la del Bautizo de Cristo y otra, la del Misterio de San Juan.
La ciudad se convirtió en protagonista sin quererlo dentro de la historia del país, fue el lugar donde se reunieron los dirigentes Pancho Villa y Zapata en los tiempos de la Revolucion Mexicana.
También podemos encontrar un interesante museo, el Dolores Olmedo Patiño, ubicado en la antigua hacienda de la Noria, que cuenta principalmente con pinturas de importantes artistas mexicanos como Frida Kahlo o Diego Rivera, objetos de tiempos antes de la conquista y un bonito jardín exterior con plantas oriundas de México y animales autóctonos como pavos reales, gansos, patos, guajolotes (pavos) y perros xoloitzcuintles (perro pelón mexicano o perro azteca).
La fiesta más importante es la del Niñopan (Niño Dios) imagen querida y venerada por sus habitantes, se celebra cada año el 2 de febrero. Cada año se queda la imagen del niño en las casas particulares de alguno de sus habitantes, después de haber tenido que esperar unos cuantos años.
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Que lindo lugar, tuve la posibilidad de ir y de disfrutarlo tambien! tu publicacion me trajo muchos recuerdos. te invito a pasar por mi blog …espero que mis entradas sean de utilidad. !
La verdad es que es un sitio muy bonito y se pasa un día muy agradable.
Gracias por pasarte por aquí y claro que os vistamos.
Un saludo
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Gracias por la mención.
La verdad es que parece un lugar mágico. Gracias por descubrírmelo 😉
Gracias por pasarte por aqui!