¿Has probado alguna vez algún cóctel o combinado hecho con ron, ya sea un»daiquirí», un»mojito» o simplemente un «cubata»?
«Como buena cubano que soy» – eso creo, quizás- me veo en la necesidad de remontarme a mis raíces e identidad para contaros sobre la bebida favorita por excelencia de cualquier cubano, hablamos del ron, auténtico aguardiente de muy alta graduación alcohólica hecho a base del azúcar de caña.
Orígenes del ron cubano
Según cuenta la historia, fue Colón (en su segundo viaje a la isla) quién trajo a Cuba las primeras raíces de las cañas de azúcar provenientes de las Islas Canarias, permitiendo que se plantaran «por toda la isla» y que dieran luego lugar a un posterior descubrimiento, no menos importante, el nacimiento del ron.
El clima de Cuba, las condiciones de su tierra, el sol permanente en la isla, entre otros factores fueron favorables para obtener buenas cosechas del azúcar, exportar a otros países y elaborar otro producto final, el ron de la más alta calidad. Con el tiempo, Cuba se convirtió en el primer productor de azúcar de caña del mundo.
Esta bebida alcohólica surgió «por casualidad entre los cañaverales y esclavos» que trabajaban a destajo en los campos, y como una vía de escape y forma alternativa de alegrar un poco sus vidas, que con el paso del tiempo dieron con la fórmula correcta de este combinado.
El primer producto de exprimir la caña de azúcar es un «zumo concentrado de azúcar» que los locales le conocen como guarapo, da una gran energía a quién lo consume (es pura azúcar) que se puede hasta «levantar a un muerto».
Los primeros indígenas utilizaron unos rústicos instrumentos para obtener este «preciado jugo» y eran los famosos «trapiches», especie de «molinos tirados por animales de carga» y que al pasar la caña de azúcar por sus rodillos, se trituraban y se iba exprimiendo poco a poco el zumo.
Con el objetivo de obtener el azúcar de caña en mayor escala fueron fabricados los primeros ingenios azucareros por el país, sobretodo en la zona central de la isla como fue por ejemplo la zona de Trinidad, y eran fábricas con equipamiento más industrial con procesos más complejos. El zumo de la caña debía pasar por la «cristalización» hasta poder obtener «el fino grano de azúcar refinada» que conocemos hoy en día.
Los primeros subproductos de este proceso eran azúcar blanco o moreno, azúcares refinados, mieles; con los restos del tallo de la caña (el bagazo) se hacía una especie de combustible vegetal, papel y otros productos aglomerados, como por ejemplo como sustitutos de muebles de madera.
La primera mano de obra utilizada en los campos de cañas para su corte y recogida fueron los indígenas autóctonos de la isla que se encontraron los conquistadores españoles. Como pronto éstos desaparecieron, fueron sustituidos por negros esclavos traídos desde África. Los esclavos traían la costumbre de hacer «aguardiente a base de yuca o maíz» a través de su fermentación natural y cómo solo tenían a mano la caña, tuvieron que experimentar e improvisar: de ahí surgió el primer ron.
Se empezó a fermentar el guarapo con métodos algo rústicos, junto con los procesos de destilación y filtrado que dieron lugar al primer aguardiente. Algunos «visionarios» de entonces vieron una gran «posibilidad de negocio» y así surgieron las primeras destilerías de ron.
Primeros productores: Bacardí
La gran fama de Cuba en ser el primer productor de azúcar de caña hace que los ingenios azucareros y las destilerías de ron se conviertan en un negocio en ascenso. Con la invención del ferrocarril y otros avances tecnológicos (en los que Cuba fue pionera en Latinoamerica) se potenció mucho más este crecimiento. El consumo de ron «poco a poco va calando» entre la población del país, se va mejorando los sabores, y pronto se convierte en una «bebida de uso cotidiano», en nuestra bebida nacional.
Uno de los grandes productores es la Compañía Bacardí. Fundada por un emigrante español que llega a Cuba en 1830. La compañía al principio comercializa el «ron en galones» entre toda la población de Santiago de Cuba. Según parece, la esposa del dueño Doña Amalia, le sugirió poner como imagen de marca un murciélago, pues eran animales que vivían de manera habitual en el techo de la famosa destilería.
Con la guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba se destruyen «innumerables destilerías e ingenios» por toda la isla, hecho favorable a Bacardí, porque les permitió afianzarse y convertirse en los mayores exportadores de ron cubano en el mundo. Comenzó a conocerse este producto fuera de las fronteras.
Al convertirse el ron en un producto muy solicitado, comenzaron a surgir marcas como San Carlos, Bocoy, Matusalem ó Arechabala (y Havana Club). Se sustituyeron los antiguos envases por botellas de cristal y se incremento la capacidad de las producciones del ron.
En varias ciudades se asentaron las mejores destilerías de ron de la isla, se favoreció el comercio dentro de toda la isla y las exportaciones a otros países. Por toda la isla podíamos encontrar alguna fabrica de ron: en Cienfuegos (Destilería San Lino), Cárdenas (Arechabala, Havana Club), La Habana (Destilería Santa Cruz) o Santiago de Cuba (Bacardí o Matusalem). Se cuenta incluso que el ron de la Destilería de San Lino llegaba a hasta los salones afrancesaos del famoso «Moulin Rouge».
Los hermanos de origen español Camp junto con Evaristo Álvarez fundaron en 1872 la conocida marca de Matusalem, lo novedoso de este ron es que se inspiraron en «modos de elaboración y envejecimiento» habituales con los que se hacían los brandy (o coñac en Francia) pudiendo crear una fórmula con un sabor muy característica a su ron.
Historia ronera después de 1959
Todas las destilerías de ron fueron nacionalizadas después del triunfo de la Revolución, por lo que sus antiguos dueños como Bacardí y Arechabala tuvieron que irse de Cuba. Las marcas existentes pasaron a manos del Estado con la excepción de Ron Bacardí, que se había ido dos años antes de la nacionalización y mantuvo durante años litigios legales por el uso de su marca hasta que finalmente ganó la batalla, desde la isla no se podía hacer uso de la marca Bacardí.
La marca original de Matusalem se instauro en República Dominicana, pero en Cuba siguieron fabricando sus propios «rones Matusalem». Con los años, se rescato la antigua marca de Arechabala del Havana Club y se relanzó al mercado: su nuevo logo era la Giraldilla, el símbolo de la ciudad de la Habana, de la cual hablábamos en Mis sitios favoritos en la Habana Vieja.
El Havana Club se convirtió en el «buque insignia» de las marcas del ron de Cuba, hecho 100% en la isla. Con sus diferentes tipos de añadas (3-5-7-12 años, y ediciones especiales o reservas), su buena calidad se fueron abriendo paso para hacer competencia a otros «productores de ron mundiales» como por ejemplo países como Venezuela, República Dominicana, Nicaragua, etc.
Con el paso de los años, empezaron a desarrollarse otras marcas nuevas de ron: Caribbean Club, Paticruzado, Varadero y Caribe; Mulata, Siboney o Decano y Legendario, Antillano, Bocoy y Bucanero.
Por último, un buen ron debe tomarse con una condiciones, en buena compañía, mejor solo que acompañado con otro refresco y aprender a saborearlo.
Costumbres básicas para tomar ron
- Se puede tomar el ron solo -o como se dice en Cuba- «a palo seco» , o ya sea, combinado con una coca cola u otro refrigerio. Según los entendidos si es bueno el ron, mejor tomarlo solo.
- Cuando se abre una botella nueva se echa un chorrito en el suelo (en alguna esquina para no manchar todo el suelo) y se hace como una «ofrenda a los santos». Lo puedes acompañar diciendo «siá cará» (algo así como «me tienes embrujado») para espantar los males de ojos, y que son rezagos de la presencia de la religión africana en Cuba.
- Si vas de turismo a Cuba y un día decides ir al famoso Malecón Habanero en una noche fresca para pasar la noche, te puedes encontrar que hay miles de personas que pasean, toman ron mientras se oyen de fondo gente que canta a ritmo de trova ¿Que mejor ocasión que esa, para hacer lo que vieres, y seguir las costumbres locales? Seguro que esa noche, cae una botella de ron.
Curiosidades roneras …
- En La Habana hay un Museo del Ron (Habana Vieja) donde puede descubrir como se fabrica, cómo son sus instalaciones, como es el proceso de envejecimiento y como colofón de la visita: hacer una cata de rones y comprarlos.
- Existen versiones caseras de rones hechos en «alambiques clandestinos» que damos fe de ello, la calidad es de la peor, se les ha bautizado a estos rones como «chispa de tren»… un poco achispado si que te quedas.
- Los españoles que vivían en Cuba no tenían por costumbre tomar ron, nunca renunciaron a su bebida favorita: el vino.
- Hay muchos combinados con ron, los más populares en Cuba son: el Saoco que lleva ron con agua de coco; también está el famoso Cuba Libre (ó Cubata) que al parecer fueron los americanos que mezclaban la coca cola con el ron, comenzaron a llamarlo así en honor al «grito de guerra de los cubanos» que lucharon durante la guerra. El clásico Mojito, el muy famoso combinado de zumo de lima, hierbabuena y azúcar. De hecho el escritor Hemingway inmortalizó esta gran frase para degustar estos cócteles: «My mojito in La Bodeguita, My daiquirí in El Floridita».
- Aquel borracho que ha bebido más de la cuenta se le dice coloquialmente que esta jalado, achichado, ajumado, templado, alumbrado o curda.
Después de este recorrido por la historia del ron, podemos decir que el ron llegó para quedarse, para embriagarnos y seducirnos. Quién le hubiera dicho a esos esclavos ese gran descubrimiento que habían hecho. Cada vez gana más adeptos dentro y fuera de Cuba, en todo momento se busca la buena calidad, los mejores sabores o aromas. Un entendido en la materia si que sabe diferenciar su calidad y matices: y de eso, los rones cubanos tienen de sobra.
Así que amigo lector, que tal si hacemos una parada aquí y ya que hemos cogido un poco más confianza en este post y podemos decir que nos sentimos a tan a gusto:
¿Que tal si nos tomamos un roncito?
A nuestra salud!
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