Para disfrutar de una cata debes poner en alerta tus cinco sentidos, el vino primero nos entra por la vista, después nos seducen sus olores o aromas y luego lo saboreamos poco a poco hasta que los degustamos. Durante esos momentos debes pararte «cada vez» para vivir cada sensación que te ofrece este líquido, ambrosía de los dioses.
Vista: Ofrece datos relevantes de ese vino como son densidad, color, tipo de uva. Los colores de los vinos jóvenes son morados o granates y podemos llegar hasta el tono rubí en los vinos maduros. Las gotas que se deslizan suavemente dentro de la copa cuando se «va girando la misma» son sus famosas «lágrimas», que caen lentamente por las paredes de la copa y sinónimo de su grado de alcohol, cuanto más lento cae la lágrima más concentración habrá de alcohol. Es muy importante este sentido porque es el primero que percibimos.
Olfato: Es el principal protagonista de toda cata. Hay varias escalas de aromas, quién lo cate debe tener una buena sensibilidad olfativa. Entre los aromas principales tenemos los frutales, florales, minerales, entre otros.Los aromas se clasifican a su vez en primarios, secundarios y terciarios.
Los aromas primarios se detectan oliendo el vino a «copa parada». Cuando la tenemos en la mano sin moverla o agitarla. Dependen del tipo de uva utilizada en la elaboración del vino. Un vez agitada la copa (mediante giros circulares) aparecen los aromas secundarios, aromas generados en el proceso de elaboración del mismo. Dejamos reposar el vino y en una tercera vez lo volvemos a oler y aparecerían los aromas terciarios, que son producto del proceso de envejecimiento del vino. Cuando mejor estén integrados todos los aromas, mejor será el vino.
Tacto y Gusto: Hay cuatro tipos de sabores: dulce, salado, amargo y ácido. Las papilas gustativas son quienes nos informan de estos sabores. Percibimos si el vino es suave o astringente en la boca, su nivel de acidez, si se percibe más dulce o salado o si es seco, semiseco, entre otras sensaciones del llamado «tacto del gusto».
Se da un primer trago y se pasa el vino por toda la boca internamente para que pase por las paredes internas de la boca, eso in tragarse durante un tiempo para acostumbrar la boca a este sabor y que nos dé la primera sensación de su sabor. Con la boca bañada por este primer largo trago, damos el segundo trago que nos dará ya «el sabor del vino» y si nos gusta o no en boca.
Las catas para no profesionales consisten en probar de 2-5 vinos, entre tintos o blancos para recorrer la variedad de caldos de la bodega que los ofrece. Se trata de vivir, probar y sentir diferentes sensaciones para disfrutar de la cata y elegir el vino que más nos haya gustado.
Habrá siempre una última pregunta:
¿Que vino comprar después de disfrutar de varios vinos en una cata?
Mi consejo es sencillo: el vino que mas le haya gustado. El vino tiene que proporcionarle las mejores sensaciones en todos los aspectos (vista, olfato, gusto) así que hay dejarse llevar por su intuición en la elección. Lo más probable es que acierte.
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Me encanta! … sólo he estado una vez en La Rioja en una Cata y fui de resaca, así que, imagínate el resultado, por ello … llevo tiempo detrás de una nueva experiencia 🙂
Es genial. Y cada bodega y vino es un mundo.
Todas tienen una historia, su sitio peculiar y sus vinos tan diferentes. Anímate… pero ve despacio proque lo importante es disfrutar y aprender a diferenciar lo que bebes con tu paladar y tus otros sentidos como el olfato o la vista. Es todo un arte. Gracias por pasarte por aquí.
Totalmente de acuerdo en que el mejor vino (el que hay que comprar) es el que le haya gustado a cada uno. Después de unos años de excesos técnicos, parece que se recobra el sentido común para hacer de la cata una experiencia divertida y no un examen amedrentador. Aprender a catar y a maridar debería ser siempre algo divertido y socializador.
Más vale dejarte llevar por tus emociones que por tanta retórica no? … Gracias por tu comentario.
Un saludo.