Hacer un viaje de 5 horas desde Madrid hasta Cádiz para participar en un Retiro de Yoga Nidra era nuestro primer objetivo. Nunca antes había asistido a ninguno de éstos eventos así que estábamos completamente vírgenes. Siempre he sido una persona curiosa, me gusta la aventura y retos personales y créanme, éste fue uno de ellos.
La razón principal para ir allí, la principal excusa era ver a mi amiga Cris, organizadora del evento y fantástica «profesora de yoga y meditación» desde hace muchos años. Ella es vegetariana desde pequeña y por elección propia, le gusta el yoga, la meditación y lleva un modo de vida «alternativo» desde que la conozco.
Ó según sus propias palabras: El yoga, es un modo de vida.
Con ese magnífico plan de fin de semana nos «lanzamos de cabeza» a esta experiencia. Le podríamos llamar a este post «Cómo luchar contra viento y marea para no quedarte dormida». Esa era la clave de las sesiones de Yoga Nidra, con una duración de 45 minutos en la postura de Savasana (ó según palabras del profesor «que mejor postura para estar relajado que la de un cadáver»).
Lo importante es que tenías que estar despierto todo el tiempo, totalmente relajado y en estado de meditación consciente, sin que cayeras en los «brazos de Morfeo», algo bastante habitual estos lances. Más que dormir, lo peor eran los ronquidos… (que llegaban siempre en un momento justo, en la llamada «Rotación de la conciencia«, momento donde vas recorriendo mentalmente todas las partes de tu cuerpo).
Este retiro se realiza anualmente en Cádiz, en plena montaña y muy cerca de las Dunas de Bolonia. Cada año se profundiza en algún aspecto del Yoga. Estábamos rodeados de naturaleza, a apenas 10 km de la playa pero no podemos decir que este viaje «era de puro relax y esparcimiento» con tiempo para hacer turismo, de eso nada.
El programa del retiro no dejaba apenas tiempo, era muy intenso. Todo el día estabas entre «sentadas», «sesiones de yoga nidra», comidas o cenas (toda la comida era vegetariana y buenísima… y la cocinera todo un lujazo!). Cuando pensabas que ya no había tiempo para más actividades, en la noche cerrábamos con otra «sentada» y en seguir profundizando en las enseñanzas del Yoga Nidra. Así hasta la 1.00 am, y además ese fin de semana coincidió con el cambio de hora!
¿Que es el Yoga Nidra?
Yoga Nidra significa «sueño consciente» y es un estado mental y de relajación «al que se puede llegar» en estas sesiones «guiadas por un profesional», para llegar a un estado intermedio entre la vigilia y el sueño, pero sin llegar a dormirte.
Tus ondas cerebrales bajan de frecuencia y se crea un estado de relajación profunda no sólo física, sino mental. Quizás sea de los mejores momentos para poner en el mismo «plano» a tu consciente y subconsciente y dar rienda suelta a tu creatividad. Un «esquema simplificado» de lo que hace en una sesión básica lo puedes consultar en este link.
Debes ser guiado por un profesional que sepa muy bien lo que hace. En nuestro caso contábamos con un profesor de lujo, uno de los pioneros en la enseñanza de Yoga (desde 1975), acreditado maestro de Yoga («Yogacharya») con amplia experiencia y autor de un completo libro de iniciación a las enseñanzas del yoga.
Danilo Hernández sin dudas es una persona generosa y entregada, transmite sus conocimientos de manera clara y fácil de entender. Tiene un carisma personal que llega rápidamente a todo el mundo. Es un lujo haber estado en una de sus clases.
Nos relató durante sus charlas sus anécdotas, batallitas o gran parte de su sabiduría que él ya tiene integrado en si mismo. Me gustó mucho esa frase que dijo de «El sabio conoce el mundo sin necesidad de salir de su casa«, o una historia que hizo de la vida de Buda. Éste recibía miles de peregrinos y que le «hacían continuamente preguntas». De hecho en esas sesiones teníamos una chica que hacía muchas preguntas. A uno de los peregrinos Buda le hizo sentar a su lado todo un año sin apenas cruzar palabra y un buen día le pregunto: ¿Cuál era tu pregunta?
Momentos más relevantes
En un fin de semana hicimos 4 sentadas, 7 sesiones Yoga Nidra y largas charlas sobre el tema. Siempre nos recordaba que el curso se llamaba «Profundizando…» , por lo que teníamos que profundizar. Lo reconozco, las conté todas, una por una.
Las sentadas son meditaciones que se hacen en postura de sentado («Sukhasana») y no son de «mis favoritas». Una de mis piernas va por libre, se me duerme cada cierto tiempo y aunque el profesor haya dicho que debemos «dominar nuestro cuerpo a través de la mente y no al revés», me era imposible estar en esa postura durante largos 40 minutos.
Las sesiones de Yoga Nidra fueron curiosas, sobre todo la primera. Era toda novedad y desconocimiento y su resultado fue un poco desastroso. Alrededor de 8 personas, nada más empezar comenzaron a «roncar plácidamente» mientras los demás «sufríamos las interferencias auditivas». Todos nos debatíamos entre el sueño, poder mantener la consciencia y estar relajados. Hubo que poner orden a los roncadores, si pensabas que te dormías debías levantar los brazos y esa táctica señores, funcionó.
Uno de los elementos fundamentales del Yoga Nidra es elegir tu sankalpa, que es una afirmación positiva de algo que quieres mejorar en tu vida o de tu personalidad. Hay que tener muy claro lo que se elije y por qué, con ello se potencia aún más las cualidades positivas de cualquier persona.
Se cree que repetir algo a lo que «estas resuelto a cambiar» es como si fuera un mensaje directo de tu consciente al subconsciente. Casi como una orden.
Dentro de las sesiones se iban incorporando visualizaciones, mapas mentales, etc. Viajamos mentalmente por ríos, paisajes montañosos, navegamos en barca, nos convertimos en «huevos dorados» resplandecientes, fuimos testigos de nuestra propia ceremonia de iniciación en el interior de una pirámide, recorrimos cada uno de nuestros chakras, nuestros cuerpos se convirtieron en conchas vacías e incluso nos preguntábamos en estos viajes temas tan trascendentales como: ¿quién soy?
Sin dudas fueron largos y placenteros viajes por nuestra mente.
Otros momentos … no menos interesantes
Fuera del programa no tuvimos mucho tiempo de tiempo libre pero vivimos algunos momentos geniales: tertulias o sobremesas después de comer, conocer a otras personas con gustos o aficiones comunes, disfrutar de la playita, del sol, del olor a mar y dejarte llevar por el fuerte viento que sopla por allí.
Sin dudas el momento más tenso de la convivencia fue la mañana del sábado. Las sentadas de la mañana eran muy temprano (8 a.m) y desde que te levantabas «no podías hablar con nadie hasta pasada la sesión«. Era lo que le llamaban hacer un «mouna o silencio interior». Pues dicho y … no hecho.
El sábado en la mañana no habia ni agua ni luz, imposible asearse o hacer una vida normal. Una chica del grupo algo «anti-mouna» fue directa a la organizadora para que le diera explicaciones o averiguara que pasaba.
Un poco de confusión si que habia, parecía un capítulo de «Expediente X» con tintes de episodios o historias que pasan entre vecinos en la «España profunda». Al mediodía el misterio quedó resuelto, una riña entre una ex-pareja que «ya no se soportaba» y una de éstas, boicoteaba al otro. Vivían en la misma casa.
Una muestra más de lo que es la necesaria convivencia entre lo consciente e inconsciente, o más o menos, lo que es el Yoga Nidra. En la vida a veces nos encontramos con eventos que nos demuestran que la vida es un como un círculo que se cierra.
Puedes ver todas las fotos en este enlace de Flickr:
RETIRO YOGA NIGRA – BOLONIA
© TU HOBBIE TU VIAJE
Un cóctel de hobbies y viajes
Nosotros practicamos yoga hace bastante tiempo, aunque solamente hemos hecho un par de retiros de fin de semana, y la experiencia ha sido muy buena.
Alguna vez nos hemos planteado hacer algo a mayor escala, en la India, o mejor en Costa Rica (que hay unos sitios….), pero por el momento, nos quedamos con el día, a día, 😉
Saludos!
Pues que bien. En la India debe ser increíble, yo tambien me lo plantearía.
Gracias por tus comentarios, Guisante.