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15 torpezas cometidas en viajes

Cuantas veces hemos cometido alguna torpeza en nuestros viajes,  ya sea porque no entendemos correctamente el idioma local, nos pasan «gato por liebre» o porque simplemente no estamos atentos.

Somos humanos y tenemos derecho a equivocarnos, aunque  a veces pongamos en peligro nuestras vidas o los propios nativos o locales se rían abiertamente de nuestras meteduras de pata.

Nuestras torpezas son…

1.- Exigir un gorrito ritual -kipá-  (lo usan los judíos para rezar en las sinagogas) que son reservado solo para hombres. Sucedió a la entrada de una sinagoga en el Barrio Judío de Praga, estaba en una fila para entrar y a todos los que iban delante se los entregaban (eran chicos, lo cual me percaté después) … Así que yo lo pedí también, me miraron con «cara de perro»  pero como yo no me movía e insistía en seguir ahí, me lo dieron. Aquí no vale eso de  «Allá donde fueres, haz lo que vieres»

Cementerio judio (1)

Cementerio judío de Praga

2.- Acercarnos al borde del cráter del Pico Teide (Tenerife) …
Aún cuando te han advertido que salen humos «sulfurosos» y tóxicos. El último tramo para subir al pico son unos cuantos metros desde donde te deja el funicular y debes ascender andando -muy despacio- para aclimatarte a la altura y llegar hasta el borde del cráter. Hay más 3700 metros de altura así que es normal que te marees un poco y encima,  si hueles esos olores fétidos con olor a huevo podrido … para que queremos más.

3.- Tomar -ante la insistencia de los vendedores- el té con hierbabuena que te ofrecen durante una «venta» en una tienda de perfumes de El Cairo. Sabiendo que no debes tomar «agua» si no conoces el origen o al menos comprobar que sea en una botella sellada. Al final caes, por educación no dices que no y terminas fatal del estómago.

4.- Hacer deportes peligrosos aunque te advierten que lo haces por tu cuenta y tu responsabilidad. Ahí vas tú y los haces y encima firmas casi tu ejecución (ese famosos seguro de responsabilidad)… En el rafting de aguas bravas que hicimos un verano en los Pirineos Leridanos, uno de los integrantes de la barca salió volando porque no se enganchó adecuadamente como le dijeron.

Con el miedo en el cuerpo, el resto del grupo de pronto «dejo de remar»  y por poco perdemos los remos, así que el guía tomó el control de  la situación, nos pegó «cuatro gritos» para que siguiéramos remando antes de hacer el rescate. Si no, hubiéramos volcado todos.

Rafting en si mismo

Rafting en si mismo

5.- Navegar entre una isla y otra (concretamente desde Naxos a Delos, en las Islas Cicladas) a pesar de que las noticias y la climatología indicaban que mejor te quedaras en tierra. Resultado, dos horas de vomiteras por doquier, aguas muy bravas que golpeaban la frágil embarcación, rezos a todos los santos y caras de auténtico terror durante el periplo.  No volvimos a coger otro barquito de ese tipo durante nuestra estancia en las islas. No se debe «desafiar al destino» dos veces seguidas..

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Desde Delos se ve el catamarán de fondo… nadie quería volver a montarse

6.- Decir lo que piensas en tu idioma nativo sin imaginar que «el local» que tienes delante te entiende perfectamente. Una camarera alemana (fornida y hermosa) nos sirvió en un bar de Berlín y cuando recogió el cambio nos despidió con un «Danke…» (gracias en alemán). Mi marido «guasón» le dijo: «Tú… si que eres un tanque» –hasta nos pareció un buen pareado-, solo que ella lo entendió perfectamente pero no dijo ni mú… Menos mal,  nos hubiera levantado «en peso» a los dos.

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Comida alemana en Berlín

7.- Conducir por la vía contraria durante un largo kilómetro en una carretera comarcal de Palencia, pensando que íbamos por la izquierda … y sin enterarnos que íbamos en sentido contrario. Al parecer no vimos las señales correctas en la incorporación y cuando nos dimos cuenta, venía a lo lejos un coche de frente y tuvimos que dar un volantazo hacia el otro carril. Que miedorrrr!!!

8.- Ir en un coche alquilado desde Alemania (Selva Negra) hasta Suiza (Basilea) para ver esa linda ciudad en un día. Nos quedamos con el nombre erróneo de la calle (en alemán impronunciable) y no sabíamos como llegar a la zona donde lo dejamos. Así nos fue ese día, ni disfrutamos la ciudad, ni pudimos ver mucho, ni dio tiempo a mucho … Estuvimos media tarde buscando el coche «desesperadamente». Después de eso, precaución de coger el nombre  o ponerlo en una mapa.

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Famosa Plaza en Basilea

9.- Ir de turismo a Italia durante toda una semana y no probar una auténtica pizza italiana. Era un viaje organizado con «pensión completa», muy cerrado en «tiempo y actividades» que no teníamos tiempo para casi nada. La comida esa semana fue malísima,  solo nos daban «macarrones o pasta» a todas horas que ya nos salían por las orejas. La pizza,  ni verla ni catarla.

10.- Jugar con la combinación de la maleta «recién estrenada» Samsonite en el aeropuerto,  justo antes de facturar … y cambiar por accidente su combinación de tres dígitos. Siete horas de vuelo después, muertos de cansancio, ya en la ciudad de Toronto tener que probar «número-a-número» la combinación hasta que se abriera finalmente en el nº 578. Eran más o menos las 3 a.m… nuestros pijamas y el jet lag esperaban pacientemente. 

11.- Intentar traer 10 paquetes de café cubano (marca Pilón) desde Miami en una maleta. Enseguida las sospechas sucedieron en la aduana y pensaron -con razón- que podría ser droga. Sesión intensiva durante dos horas de varios perros oliendo, nos hacen un «vaciado total de maleta». Una hora después preguntan por casualidad: «¿Y Ud. porque lleva tanto café?» Mi respuesta: «Señor agente …soy cubana, echo de menos este café en España«. Que pardilla!

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Lote de Pilón x3

12.- Dejar tu riñonera olvidado en un tren con toda tu documentación, pasaporte, dinero en el tren de regreso de Lancaster a Filadelfía (Estados Unidos). Menos mal que mi marido se dió cuenta apenas diez minutos después. Comenzó una frenética carrera por la estación, buscamos a los revisores, volvió al tren -que por suerte no salía de nuevo (estaba cerrado y apagado)- y tuvieron que recorrerlo de arriba a abajo -por todos los vagones- él y el revisor. Gracias a que ahí seguía, intacta y con todo el dinero y la documentación. Menudo susto! Que gente más honrada…

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Señal victoria en Filadelfia,  típica foto junto a Rocky

13.- Dejar poco tiempo de conexión entre trenes.
Cogimos un tren desde Innsbruck el venía con un retraso de media hora y debíamos conectar con el último tren que salía hacia Berna. Llegamos a la estación de Zurich cuando sólo quedaban 5 minutos para la salida del otro.

Atravesamos «en ese tiempo récord» 20 andenes, con los macutos encima y sin tiempo ni para decidir algo más … subimos «al primer tren» que vimos del andén que suponíamos que era el nuestro. Totalmente agotados por la carrera, el corazón a «mil/hora» y asfixiados; apenas sin aliento, ya dentro del «tren con rumbo desconocido» esperamos unos 10 minutos y cuando nos recuperamos pudimos confirmar que estábamos en el tren correcto. Vaya maratón!

14.- Intentar saludar amablemente con un beso en la mejilla a nuestros guías egipcios (bastante occidentales en su vestimenta) y que nos rechazaran abiertamente y nos viraran rotundamente la cara. 

15.- Antes del uso del «euro» como moneda europea estás en París, mi esposo junto con un amigo han comido en un bar. Ellos han dejado «los francos» y le dan el cambio, cuando el camarero les trae la vuelta, cogen primero los billetes y se pone a contemplar las monedas,  pero sin recogerlas. El camarero viene nuevamente, se lleva «todas las monedas» pensando que es propina, ante la mirada atónita de ambos.

Y tu amigo viajero, ¿Cuales son tus torpezas?

 © TU HOBBIE TU VIAJE

Un cóctel de hobbies y viajes

11 Comments

  1. Son cosas que si nos pasaran aquí no se «amplificarían tanto» como estar en un lugar donde nadie te conoce, no hablas el idioma o ni tienes idea de las mas básicas costumbres. Gracias Alicia y Eider por vuestros comentarios.

  2. Me encantan este tipo de post lo mas gracioso de todo es que a todos nos pasan cosas así y algunas son tan obvias que nos da hasta verguenza reconocerlo.

  3. ¡Geniales anécdotas! Lo de la combinación de la maleta es un clásico que a mí también me ha pasado. Seguro que entre todos podríamos escribir un libro. Un abrazo viajero

  4. Lisseth Gil says

    Si algunas de esas anècdotas me parecen conocidas, en el año 2,003 fui por primera vez a Praga, me separè del grupo, creyendo conocer el camino de vuelta, me perdì escandalosamente, caminè, buscando el puente Carlos..No encontraba una persona que hablara Inglès, estaba tan asustada que no podìa comprar los boletos del metro en la maquina. Afortunadamente, sabìa que me tenìa que bajar en Budejovic, asì que una persona, me indicò como llegar de Budejovic a mi hotel, sòlo con señas. Siempre hay algùn àngel.

  5. Me he reído un buen rato con algunas (ojo, no de ti, sino contigo eh). Todos tenemos unas cuantas de esas. Buena entrada.
    Un saludo
    Carmen

  6. Jajaja… muy buenas las anécdotas!!! El día que visite el Cairo, tomaré las precauciones acerca del agua. Y lo de probar número a número! Menos mal que no eran 4 dígitos la maleta… qué risa!!!

    Una anécdota que recuerdo fue que cuando llegué a vivir a Madrid, nuestro primer viaje al extranjero fue Milán. Y una de las chicas que viajaba conmigo reservó el hotel en Bérgamo, Milán… pensando que era lo mismo que Milán. Y todos, sin darnos cuenta, nos fuimos al centro de la ciudad. En esa misma dirección sí que había un hotel, y vaya sorpresa cuando vimos que no estábamos allí alojados. El hombre sugirió que podía tratarse de otro pueblo y 40 euros fue lo que nos costó ir hasta allí en taxi (era la medianoche, ya lo de transporte público…).

    De más joven (y también entre mis primeros viajes) me pasó que quería ir con unos amigos a las Cataratas del Iguazú y en esa época, por el tipo de cambio que había, alojarse del lado brasilero era más barato que hacerlo del lado argentino. Pero no pude ir a ese viaje porque había perdido el DNI y no podía salir del país indocumentada. Pataleé para que me dejaran ir igual, pero no hubo caso. En ese momento no le daba tanta importancia a la documentación necesaria para viajar. :S

    Debo tener más si me pongo a recordar… jejeje… pero mejor no, que no quiero parecer tan newbie 😉

    • Jajaja Flor. Son situaciones a veces hasta peligrosas como las del rafting o el catamarán que se iba a pique, pero si no pasas por ello después no las puedes recordar. Lo de maleta fue de traca….

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