Si hay alguna fiesta realmente ruidosa y que he hace notar de especial manera en España son las Fallas de Valencia, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional. 

Los protagonistas de estas fiestas son la pólvora y los elementos pirotécnicos, heredados de los antiguos musulmanes y que forman parte ya de la cultura y tradiciones del pueblo valenciano.

La palabra falla tiene su origen del valenciano y significa «antorchas«, que se colocaban en lo alto de las «torres de la ciudad» o eran aquellas maderas que utilizaban los carpinteros para hacer hogueras.  Así se quemaban restos de maderas, trastos viejos y de paso, hacer limpieza de sus talleres de cara a la nueva estación de la primavera.

Más adelante, se empezó a utilizar para denominar a los fuegos que se hacían para fiestas y ocasiones especiales. Con el tiempo estas hogueras -o fuegos se fueron convirtieron en auténticos monumentos, obras de arte que cada vez se hacía más profesionales, más artísticas y así surgiendo un nuevo colectivo,  los artistas falleros.

Esta nueva forma de expresión artística va encadenada con la sátira, la ironía y versan sobre los temas de la más rigurosa actualidad, presentes en cada una de las «figuras» que lo conforman o los llamados ninots.

Toda fiesta que se precie en una ciudad de España siempre debe empezarse por el pregón (o crida) que se realiza el último domingo de febrero en la que la Fallera Mayor convoca a todos valencianos y visitantes al inicio de las fiestas desde el balcón del Ayuntamiento de la ciudad.

Uno de los momentos más esperados es la mascletá, su nombre proviene de un tipo de petardo (el masclet). Todos éstos petardos van unidos «en serie» en unas largas hileras que se despliegan en la explanada de la zona, y una vez que enciende uno, se van encendiendo todos los demás «por efecto dominó», son disparados desde la misma Plaza del Ayuntamiento de Valencia,  cada día a las 14 horas. El ruido es tremendo. Así que si tiene problemas de sensibilidad en sus oídos, mejor aléjese un poco del lugar.

Los innumerables monumentos falleros que se han diseñado para las fiestas, cada año se instalan en las calles de la ciudad y unas semanas antes del inicio oficial de las fiestas (días antes de San José),  se pueden ir visitando para así votar y «salvar de la quema (cremá)» a aquellos que más gusten.

Un ninot (proviene del catalán «muñeco«) es una «figura humana» que representa un personaje real o imaginario, sus rasgos más bien son exagerados como si fuera una caricatura. Están hechos de materiales que pueden ser quemados fácilmente y forman parte de los conjuntos escultóricos llamados monumentos falleros (foguerers). Los ninots que por elección popular se salvan del fuego reciben el nombre de «ninot indultats«. 

Desde que se inauguran oficialmente las fiestas cada día empieza con una gran despertà. Grupos de personas van desfilando por las calles y  tiran al suelo petardos («tro de bac«) que explotan al golpearse. No es muy popular entre vecinos «muy sensibles a los ruidos»  y es por eso, que durante estas fiestas,  muchos valencianos eligen la opción de salir fuera de la ciudad.

Otro momento digno de ver esos días, es la maravillosa ofrenda a la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad de Valencia y de toda la Comunidad autónoma. Cada fallera ofrece un ramo a la virgen y en su enorme imagen, se va formando un espectacular «manto de flores» en una estructura piramidal que asemeja el cuerpo de la virgen.

El fin de la fiesta es cuando se disparan fuegos artificiales y se hace «la Noche del Fuego» («La Nit del Foc«), dura aproximadamente unos quince minutos y congrega a miles de personas para terminar las fiestas como se merecen, a lo grande, entre petardos y ruidos.

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